Los orígenes de esta Hermandad se remontan a la década de los años 30 del pasado siglo, cuando a las Congregaciones Marianas de San Estalislao de Kostka y San Luis Gonzaga, regidas y tuteladas por la Compañía de Jesús, se les encomendó el acompañamiento de varios pasos de los que en la tarde del Viernes Santo, formaban parte del cortejo procesional conocido vulgarmente como el del “Santo Entierro del Señor”. Tal encargo fue dado por el instaurador de la nueva etapa de nuestra Semana Santa, el Excmo. y Rvmo. Sr. Dr. D. Remigio Gandásegui y Gorrochátegui, Arzobispo que fue de esta Archidiócesis.

 

A la sección de congregantes de San Luis Gonzaga (Luises) les fue asignado el llamado “Camino del Calvario” que posteriormente alumbró la Cofradía de la Cena y que ahora pertenece “procesionalmente” a la Cofradía del Santo Cristo Despojado; a los congregantes de San Estanislao de Kostka se les concedió el acompañamiento de los pasos “El azotamiento del Señor” y “Jesús Atado a la Columna”, que siguen siendo hoy en día alumbrados por la Hermandad.

 

Los pasos eran sacados entonces en andas cedidas por la Cofradía de la Vera Cruz, pero más tarde, aumentado el número de hermanos y solventadas ciertas dificultades económicas, se adquirieron sendas carrozas, una de las cuales –la del paso “Jesús Atado a la Columna”- lleva unas valiosísimas labras en plata.

Incialmente a los desfiles procesionales acudían los congregantes sin hábito, portando sobre sus pechos las medallas y cintas o cordones blanquiazules distintivos característicos de las mentadas CC.MM.

Desde el primer momento se abrigó la ilusión de que aquellos jóvenes pudieran cambiar sus normales atuendos por hábitos penitenciales. Sin embargo esta aspiración no se pudo hacer realidad hasta el año 1941 en que por primera vez pudieron alumbrar a las Sacras Imágenes en las procesiones con el hábito que aun hoy perdura.

Los cincuenta y tres primeros congregantes que comenzaron en esta Hermandad, a pesar de no contar con más ingresos que sus aportaciones económicas, adquirieron todo el material y utillaje necesario para tomar parte en las procesiones. Eligieron los colores blanco y azul cielo, colores propios de las Congregaciones y de la devoción concepcionista propia de estas.

Era pues llegado el momento de dar personalidad jurídica propia a la recién nacida “SECCIÓN PENITENCIAL DE LAS CONGREGACIONES MARIANAS DE SAN LUIS GONZAGA Y SAN ESTALISLAO DE KOSTKA DE VALLADOLID”, para su desenvolvimiento y desarrollo dentro de estas, así como para su proyección exterior en representación de estas y aquellas otras que, en el futuro pudieran adscribirse, optándose por nominarla “HERMANDAD DE NTRO PADRE JESÚS ATADO A LA COLUMNA-SECCIÓN PENITENCIAL DE LAS CONGREGACIONES MARIANAS DE VALLADOLID” en honor de la Sagrada Imagen de su Titular venerada en la Iglesia Penitencial de la Vera Cruz.

Se dotó a la Hermandad de su primer Reglamento propio que mereció la aprobación de la Dirección de las CC.MM. Finalmente se dio cumplida información al Arzobispo a través de su Vicario D. José Zurita Nieto, quien dieron su aprobación al mismo tiempo que animaron a los miembros de la Hermandad a continuar en su esfuerzo.

En el transcurso de los años esta Hermandad pasó por etapas tanto de esplendor como de decadencia, hasta llegar al punto de que prácticamente extintas las CC.MM de las que tuvo su origen, y del que hoy nos sentimos orgullosos, estuvo a punto de desaparecer. Gracias al trabajo y entusiasmo de un grupo de Hermanos, que supo mantener la devoción a nuestro Cristo Titular, la presencia de la Hermandad en las calles de Valladolid continua siendo un hecho pese a que la Compañía de Jesús fuese limitando su colaboración y asistencia espiritual hasta desentenderse de ella por completo.

La sugerencia y posterior imposición por parte de altos cargos de los Padres Jesuitas de esta capital de que se desalojaran los locales utilizados normalmente por la Hermandad obligó a los directivos de esta a buscar nuevo acomodo, lo que consiguieron de la Ilustre Cofradía Penitencial de Ntra. Señora de las Angustias, que cedió con la mejor voluntad una pequeña dependencia anexa a su sacristía. Al año siguiente, 1980, los Padres Jesuitas plantearon un nuevo problema a la joven directiva de la Hermandad, el pretendido derecho sobre la Carroza de Plata, en la cual se sigue portando en las procesiones nuestra Imagen Titular. Asesorados por antiguos cofrades y congregantes, reunidos con el superior de la compañía de Jesús, Gregorio de Pablos S.J, y con la mediación de D. José Antonio Chico, delegado diocesano, se resolvió tan espinoso asunto.

Tales gestiones tuvieron como resultado la vinculación de la Hermandad a la Real Iglesia Parroquial de San Miguel y San Julián, en tiempos llamada de San Ignacio cuando pertenecía a los Padres Jesuitas, y en cuya demarcación se encuentra la Iglesia Penitencial de la Vera Cruz, a lo que no puso reparo alguno la compañía de Jesús, reconociendo la independencia de hecho entre ambas instituciones el Jesuita D. Jesús Corella S.J, máximo dignatario en la región en su calidad de Provincial de Castilla, en comunicación dirigida con fecha 6 de noviembre de 1981 al Excmo. Sr. Vicario del Arzobispado de Valladolid.

En consecuencia reunidos el 28 de Febrero de 1982 los miembros de la antigua “Hermandad de Ntro Padre Jesús Atado a la Columna- Sección Penitencial de las CC.MM de Valladolid” en Junta General Extraordinaria, acordaron que dicha entidad debía subsistir por sus propios medios, reiterando la mencionada solicitud al Arzobispado. Así mismo dieron su conformidad a la sustitución del cuadragenario Reglamento por unos nuevos Estatutos, que merecieron la aprobación de Palacio, el dia 16 de Marzo de 1982.

Sin embargo la urgencia por asentarse en la Iglesia Parroquial de San Miguel y San Julián y la precipitación con la que se desarrollo el proceso estatutario en un intento de adecuar al nuevo orden y situación creados, tuvieron su reflejo en el contenido de los Estatutos aprobados en  Octubre de 1987.

Así pues nos encontramos mediado el año de 1982 con una Hermandad que por capricho del destino debe enfrentarse a su nuevo renacer, dejando atrás el lastre que supuso la desaparición de las CC.MM., a cuyo origen nos sentimos tan vinculados como aquellos primeros Hermanos fundadores, acogidos como parte integrante de la comunidad parroquial de la Iglesia de San Miguel y San Julián, esta nueva juventud, no sin el apoyo de quienes lo fueron cuarenta años atrás, asume la tarea de recuperar el perdido esplendor de otros tiempos.

La reforma del Derecho canónico pareció suprimir la sempiterna diferenciación entre hombre y mujeres seglares en cuanto a su forma de actuar y sus usos externos en el ámbito de lo terrenal, abiertas las puertas como ya estaban a una más amplia y más profunda reforma surgió la inquietud sobre  las Hermanas de Devoción en la vida real de la Hermandad y en la toma de decisiones, comenzó a suscitarse la posibilidad de que las mujeres abocadas desde siempre a lucir en las procesiones la tan femenina y tradicional mantilla española, trocaran esta vestimenta por el más penitencial hábito blanquiazul. Así las cosas, tras numerosas reuniones se acordó tratar la cuestión en la sesión de la Junta General que la Hermandad celebro el 25 de Noviembre de 1984, en la que se decidió aprobar la propuesta y elevar tal petición a la autoridad eclesiástica.

Tras los estatutos aprobados en Octubre de 1987, la evolución de los acontecimientos, el surgimiento de situaciones no previstas, y la necesidad de adaptarlos al nuevo Código de Derecho Canónico, así como Directorio Diocesano que para las Cofradías de Semana Santa publico “ad experimentum” el Arzobispo de Valladolid en Febrero de 1991, llegó a la consideración de una reforma de los mismos, para lo cual, en el año 1995 se formó una comisión encargada de elaborar unos estatutos que reformaran los anteriores y con esa finalidad se trabajo intensamente. Fruto de ello fue la elaboración de un proyecto que por determinadas circunstancias no pudo ver la luz, quedando su resolución aparcada en el tiempo.

En el año 1998 la Hermandad se ve obligada a tener que abandonar la Iglesia de San Miguel y San Julián, la Junta Directiva consiguió encontrar acomodo temporal en la Iglesia Conventual de Santa Isabel de Hungría en 1999, acogidos por las religiosas vulgarmente conocidas como “Las Isabeles”.

Culminando una vieja aspiración de la Hermandad en el año 2003, la Hermandad adquiere una Imagen en propiedad, ratificada por el Arzobispo, obra del reconocido imaginero murciano José Antonio Hernández Navarro, que recoge los instantes previos a la Flagelación de Nuestro Señor, cubriendo el paso en la Procesión del Viernes Santo de los “Preparativos para la Flagelación”, recibiendo culto bajo la advocación de Santísimo Cristo de la Humildad.

En septiembre del año 2023, la Hermandad traslada su sede a la Iglesia de las Esclavas del Sagrado Corazón, en la Plaza del Salvador.