Hdad. Penitencial de Ntro. Padre Jesús Atado a la Columna

Procesión que cuenta con más de 50 años de vida, para nuestra Hermandad es de gran importancia por tratarse de “nuestra” procesión. Tras salir de nuestra sede nos dirigimos en pleno, junto a las representaciones que nos acompañan, a la Iglesia de la Vera Cruz donde nos espera nuestra Imagen titular.

Ante la mirada de la Virgen del Pilar y la de nuestro querido Cristo Atado a la Columna renovamos año tras año la promesa de guardar silencio en todas las procesiones en las que participamos, especialmente en la del Viernes Santo.

La promesa se realiza con la lectura de un juramento, tras la cual los cofrades respondemos afirmativamente, concluyendo el sacerdote con las palabras: “Si así lo hicierais que Dios os lo premie, si no, que Él os lo demande”.

En el silencio de la noche se produce un encuentro, un encuentro de miradas. La mirada de la Madre, con su hijo-niño en brazos, sobre un pilar. La del Hijo, con los ojos cargados de lágrimas, una mirada que desprende misericordia y humildad.

Es una procesión en la que los miembros de la Hermandad renovamos nuestra Promesa, de ahí el nombre de la Procesión, “La Peregrinación de la Promesa”. Un nombre muy bello, pero que también está cargado de significado.

Tras la renovación de la Promesa la noche está muy avanzada cuando la espalda sangrante de nuestro Cristo vuelve a su Iglesia, por el transcurso del camino de vuelta es el momento de reflexionar, de mirarle, de recibir Su mirada, solos a pesar de la gente. El momento de sentir, una vez más, el apoyo de Su Columna.